sábado, 7 de julio de 2012

Se calienta la interna entre Nación y Provincia


Se calienta la interna entre Nación y Provincia. Los rehenes en este caso son los empleados estatales y sus familias, quienes por la miopía, mezquindad y falencias de gestión de sus gobernantes ven postergado el cobro de su aguinaldo.

A ellos se les agrega todos los trabajadores y proveedores de las obras públicas en ejecución y a realizarse, que perderán total o parcialmente su horizonte de trabajo.
 Si alguien creyó que un gobierno que se dice continuador y superador del peronismo jamás iba a agredir los salarios con impuestos destinados a los privilegiados, y poner en práctica el viejo sueño patronal de fraccionar el aguinaldo en cuotas, para disolver esa conquista que tanta lucha les costó los trabajadores, es hora de que revise sus certezas.

Lo cierto es que, en su necesidad de ver sangre derramada, el kirchnerismo, salió a golpear a Scioli. El gobernador, fiel a su política de no confrontación, delega en subordinados la discusión y disputa con el cristinismo

 Esta situación afecta al cristinismo donde más le duele. Le duele que lo desafíen, le duele que le ganen de mano, le duele no ser ya el totalizador de la política nacional. Le duele ver que figuras como Moyano y Scioli, que ellos mismos  impulsaron, hoy se les plantan como alternativa de oposición, justamente dentro del peronismoSi el cristinismo continúa apretando al gobierno provincial a expensas de la gente, es esperable que las secuelas salpiquen a la opinión pública y se siga incrementando, entonces, el  descrédito  y la desilusión con los K.
Para la Provincia de Buenos Aires, hoy se hace imperioso reclamar por  la coparticipación federal, recortada desde hace años, y por el congelamiento del fondo del conurbano. Situación que en definitiva,  tiene como principal responsable al ejecutivo nacional. 
Esta necesidad permanente del cristinismo de dividir, de lastimar, de atacar tiene mucho que ver con aquellos que padecen de modo patológico un ego mesiánico que los lleva a creer que son los únicos portadores de la verdad. Gobernar para todos es gobernar para el conjunto. El conjunto  comprende a los que no piensan igual. Los que no piensan igual, también aportan y construyen desde el disenso, la crítica y la opinión diferente.
Pero el kirchnerismo ve fantasmas en todos lados, que es en fin, el síntoma que padece todo perseguidor. Tratar de reescribir la historia y refundar la Patria es algo que no les está saliendo bien. Tratar al que piensa distinto desde la venganza y el ánimo de lastimarlo, es altamente peligroso para la democracia y rayano con posturas dictatoriales. Claro, es cierto, los extremos se tocan, como siempre.